¿Quién puede ser masón?
Todo hombre libre y de buenas costumbres, amigo tanto del pobre como del rico si es virtuoso.
¿Yo podría?
Te haríamos entrevistas, o para descartarte o para someterte a votación en la logia: dos bolas negras, y no entras.
Y si entro, ¿qué veré?
El primer año no hablarás y verás rituales y conversaciones ordenadas sobre cuestiones filosóficas y simbólicas.
¿Ordenadas?
Uno habla, el resto escucha. Si otro replica, se dirige al Venerable Maestro: ¡nada de piques personales! Si hablas sobre algo una vez, no podrás volver sobre lo mismo: sé preciso. Y prohibido hablar de política y religión.
¿Por qué?
Separan a los hombres. Nuestro objetivo es unirlos, como piedras cúbicas pulidas encajadas entre sí para componer una catedral.
¿Una albañilería espiritual?
Si obrásemos todos como buenos masones, ¡no habría guerras ni egoísmos!
¿Cuál es su prioridad en la vida?
La de cualquier masón: primero la familia y el trabajo, luego la logia masónica. Practicamos la filantropía, la caridad y la fraternidad. Y somos antidogmáticos.
¿Qué quiere decir?
Que no observamos mandamientos dogmáticos, me limito a ser cada día más tolerante con todos... excepto con los intolerantes.
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