"Ser un iniciado no es en ningún caso tener una transmisión de un conocimiento teórico, haber recibido unos símbolos, unas palabras de pase, haber participado en muchos rituales iniciáticos, incluso tener los certificados en papel", explica. El camino de la "verdadera iniciacion es un camino de escalada" en el que "la bondad, el bien, la luz, te pone a prueba". "La iniciación es una transmisión de luz, una emersión de la luz que va a provocar sacudidas. Los egos surgen, se acentúan las pasiones dominantes al contacto con la luz". El proceso iniciático "va a alimentar lo que haya: si persiste un ego feroz, lo va a nutrir; si una persona es buena de corazón, lo va a nutrir", explica.
El rito iniciático, antiguamente importantísimo, ha desaparecido de la sociedad. "Actualmente la iniciación es perder la virginidad, tener tarjeta de crédito, un móvil, carne de conducir, frecuentar los bares... Ese es el rito de pase que marca los episodios de un ser humano. ¡Qué tragedia!, ¿no? Por eso, el mundo está gobernado por adolescentes de 50 años: Yo, mío, dame, más, para mí... Sin embargo, la iniciación es un proceso de maduración acelerada. Una logia es un microondas en el que las personas despiertan", explica.
"La Masonería es una escuela para el corazón. Tienes tiempo, siempre tienes tiempo. Un francmasón es un hijo de la luz, el que mira hacia la luz, el que busca la luz. Estas trabajando sobre la gran obra de ti mismo. Un mecanismo extremadamente complicado, complejo y vulnerable". Como antaño "la iniciación sigue siendo difícil, reservada para una élite de buscadores espirituales. Esa llave de los misterios sigue estando viva hoy en día, absolutamente viva. El acceso es igual que era antes, extremadamente complicado. Implica sufrimiento, fricción y dolor".
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